domingo, 23 de enero de 2011
MAYAUTE, UN AMAUTA IQUEÑO-BARRANQUINO
Este 19 de enero dejo sus labores de educador aquí en la tierra, el maestro Daniel Mayaute Espinoza…conocido, por sus ex alumnos del Razuri, del Carmelitas y de sus alumnos particulares que enseñaba en su casa como ”el profesor Mayaute”. (Foto 1)
Un iqueño de nacimiento y barranquino de corazón (¡no se equivoquen!...fue brigadier general del “Eguren”) que supo dejar el mejor ejemplo, no de un profesor, sino de un maestro. Porque esa era su vocación. El decía que la clave de la educación consiste en la explicación, tesis aprendida de una lectura de Oscar Miro Quesada. Es que si uno conoce bien un tema se puede explicar. Un axioma básico para un educador
Don Daniel, era mi vecino, quien vivió al lado de mi casa por muchos años y que me vio crecer hasta mi época universitaria, era una persona correcta, amable, y que en su accionar, en su comportamiento reflejaba lo que predicaba. Era de esos profesores “A la antigua”: recto en la enseñanza, educador de intachable moral y amigo a la vez cuando aconsejaba. Se preocupaba por el estado de ánimo y los problemas personales de sus “paquidermos con zapatos”, como llamaba a sus alumnos, y darles luego la pauta para que ellos mismos encuentren la solución a sus encrucijadas.
Ingenioso con las frases de su cosecha como la de “más aburrido que domingo sin misa”. O la frase que una vez nos hizo recordar el escritor Renato Cisneros, su ex alumno carmelita, que cuando resolvía un problema decía: "Esto está más claro que el agua del río Rímac"
Era el sumo de la amabilidad con su clásica frase: “Mí querido, estimado, y nunca tan bien ponderado alumno…" lo que hacia que nosotros aprendiéramos a ser también corteses con los demás. A saber decir un “por favor” ó un “gracias”.
Ejerció la docencia en el colegio Particular “Razuri” desde sus inicios, cuando este colegio se disputaba los galardones con los del “Eguren” (y las simpatías de las alumnas del “Indacochea”, del “Tacna” ó del “Santa Rosa”. Era los tiempos cuando la disciplina y la buena educación era el norte de estos colegios emblemáticos de Barranco y cuyo prestigio traspasaba las fronteras del distrito.
También enseñó por 34 años en el Colegio “Carmelitas “de San Antonio donde sus alumnos le guardan “harto cariño y respeto” y eso lo comprobé aún más en el Facebook de los alumnos del colegio. Es tanto ese sentimiento hacia el “profe” Mayaute que hay un grupo en FB que desde el año pasado están en campaña para gestionar que su nombre figure en una calle de Barranco, San Antonio ó La Aurora (ver: http://www.facebook.com/group.php?v=info&gid=213372671774#!/group.php?gid=213372671774 )
Sus 50 años de docencia le permitió ser incorporado a la Orden de las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta en el año 2007. (ver foto 2)
Era un hombre que siempre se preocupó por que uno entendiera y resolviera los problemas de matemáticas, físicas y/ó de la vida. Nunca humilló a nadie, nunca perdió la paciencia. No era un paporretero, tampoco un hombre soberbio que disfrutaba colocando bajas notas…el enseñaba para que aprendiéramos. Llegaba una hora antes y se quedaba después de clases para reforzar a los que aun tenían alguna duda de las clases dictadas. El aprender, entender, saber, es mantener la autoestima como persona.
A pesar de sus éxitos como maestro nunca dejó de ser humilde. Recuerdo,
como una lección tácita, que él como sabia que estudiaba en la UNI me tocaba la puerta para traerme algún problemita de Matemáticas ó Física que le traían sus alumnos particulares, a los que les daban tareas en alguna academia de preparación, para saber si estaba bien ó para juntos encontrar la solución. No le gustaba tener dudas ni dejar que sus alumnos las tengan.
El enseñaba en su casa donde tenia un “ambiente – aula” donde si podía enseñar como Dios manda: con su tacita de café al lado. Su pizarra, sus tizas y su material didáctico: volúmenes geométricos, regla, escuadras y compás gigantes de madera.
Conversaba con mi padre, que también era maestro pero de Ciencias Sociales, sobre muchos temas pero sobretodo de las crisis de la educación y concordaban de que al alumno no se le enseña a cuestionarse, a expresar sus propias ideas, a no descubrir nuestro talento y capacidades y sobretodo a ejercer y desarrollar nuestras potencialidades.
El sistema educativo, decía, esta en crisis y hay que cambiarlo. Pero para esto se necesita la decisión y la audacia de hacerlo. No con paños tibios, sino tener el coraje de promover el cambio radical. Si no es así todo seguirá igual.
Se podría hablar tanto del profesor Mayaute, pero solo me queda dejar a la actual administración municipal de Jessica Vargas ó a las organizaciones civiles como Salvemos Barranco para que se impulse y se gestione para que una calle de nuestro distrito, y no de otro, tenga su nombre. Que se mantenga viva la memoria y el ejemplo de un gran y verdadero maestro barranquino.
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2 comentarios:
Qué bellas palabras hacia el Maestro de Maestros, tuve la oportunidad de tenerlo como profesor colaborador en mis inicios como docente, y sólo comentarles que durante mi instancia en el Carmelitas nunca antes habia visto un hombre tan entregado a la carrera, me llevo lo mejor de él y agradezco infinitamente a Dios por ponerlo en mi camino, me enseñó mucho tanto a nivel profesional como a nivel humano!! y desde mi ámbito laboral tratare de llevar a cabo las ilusiones que él tenia para mejorar la educación en nuestro pais.
El profe Mayaute estará siempre en mi corazón,fue un gran ser humano!! Estoy muy conmovida por su partida!!
Conocí al maestro Mayaute hace algunos años en casa de un amigo que vivía en Las Mimosas, Barranco. Entonces aprecié en la corta conversación sus dotes de amauta y rememoré al personaje de quien había escuchado elogios acerca de sus cualidades pedagógicas por parte de sus discípulos. No fue mi maestro pero fue suficiente ese encuentro casual para saber que aveces basta un instante para nutrirnos de la sabiduría que exhalan los seres humanos como él. Gracias Quiquín por este significativo recuerdo del maestro Mayaute a quien muchos barranquinos le debemos un homenaje.
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